¿Cómo se reconoce el grado de discapacidad?
En España, el grado de discapacidad de una persona se reconoce a través de la valoración de sus necesidades derivadas de la misma. Esta valoración se realiza a través de la realización de una evaluación médico-funcional y se establece mediante la emisión de un informe técnico, en el que se detallan los criterios de valoración aplicados.
Esta evaluación se realiza por parte de un equipo multidisciplinar, formado por profesionales sanitarios y técnicos sociales, que determinará el grado de discapacidad de la persona, atendiendo a la medida en que la misma dificulta la realización de determinadas actividades básicas de la vida cotidiana.
La valoración de las necesidades de la persona con discapacidad se realiza a través de una escala de gravitación, que permite determinar el nivel de ayuda necesaria para que la persona pueda desarrollar su vida de forma autónoma. Esta escala establece cinco niveles de discapacidad, desde el grado I (menor grado) hasta el grado V (mayor grado).
Los resultados de la valoración de la discapacidad se expresan en un informe técnico, que se entrega a la persona afectada, con el fin de que pueda acogerse a las ayudas y prestaciones previstas para ella en función de su grado de discapacidad.
¿Cómo se reconoce el grado de discapacidad?
En España, el grado de discapacidad se reconoce a través de la valoración que realiza un equipo multidisciplinar, formado por profesionales médicos y psicosociales. Esta valoración se realiza para determinar de forma objetiva el grado de discapacidad que presenta una persona.
Para ello, se tienen en cuenta los síntomas que presenta el individuo, la duración de los mismos, el grado de afectación de la salud y cómo estos problemas afectan a la vida cotidiana. El equipo médico llevará a cabo una exploración física, una prueba de función mental, una entrevista y una serie de pruebas específicas para determinar el grado de discapacidad.
En base a los resultados obtenidos, el equipo médico emitirá un informe detallado que contiene la valoración de la discapacidad, así como la necesidad de ayudas técnicas o de apoyo social. Esta valoración se utilizará para determinar el grado de discapacidad que tendrá la persona y en qué medida se verá afectada por los mismos.
En España, el grado de discapacidad puede ser reconocido por el Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS) o por la Consejería de Bienestar Social de la Comunidad Autónoma correspondiente. Cada entidad tiene su propia política de reconocimiento, por lo que es importante consultar con ellas para conocer los requisitos necesarios para obtener el reconocimiento.
¿Cuáles son las enfermedades para obtener certificado de discapacidad?
En España existen una serie de enfermedades que permiten a los afectados por ellas solicitar un certificado de discapacidad, el cual es un requisito para poder acceder a una serie de ayudas y beneficios establecidos por la ley. Estas enfermedades se encuentran recogidas en un documento conocido como Reglamento de Evaluación de Discapacidad. En el se detallan las diferentes enfermedades y el grado de discapacidad requerido para solicitar el certificado. Estas enfermedades se dividen en tres grupos, enfermedades físicas, enfermedades mentales y enfermedades sensoriales.
Las enfermedades físicas incluyen desde patologías muy conocidas, como el cáncer, hasta enfermedades más raras, como la distrofia muscular, y pueden ser diagnosticadas con una prueba médica. Los grados de discapacidad que se consideran para estas enfermedades van desde el 33% hasta el 100%.
Las enfermedades mentales también se incluyen en el Reglamento y, aunque la mayoría requieren un diagnóstico y un tratamiento médico, hay algunas enfermedades que se pueden considerar como discapacidad sin necesidad de una prueba médica. Estas enfermedades incluyen la esquizofrenia, la depresión y el trastorno bipolar, entre otros. Los grados de discapacidad que se consideran para estas enfermedades van desde el 33% hasta el 75%.
Finalmente, las enfermedades sensoriales también se incluyen en el Reglamento. Estas enfermedades incluyen la ceguera, la sordera, la parálisis cerebral y la disminución del habla. Estas enfermedades requieren de una prueba médica para su diagnóstico y los grados de discapacidad que se consideran para estas enfermedades varían entre el 33% y el 100%.
En conclusión, para solicitar un certificado de discapacidad en España hay que estar afectado por una de las enfermedades recogidas en el Reglamento de Evaluación de Discapacidad. Estas enfermedades se dividen en tres grupos: enfermedades físicas, enfermedades mentales y enfermedades sensoriales y los grados de discapacidad que se consideran para cada una de ellas varían en función de la gravedad de la enfermedad.
¿Cuáles son las enfermedades que causan discapacidad?
En España existen muchas enfermedades que pueden causar discapacidad. A continuación se detallan algunas de ellas: enfermedades neuromusculares, como la Distrofia Muscular, la Esclerosis Múltiple o la Atrofia Muscular Espinal; enfermedades de origen genético, como la sordera congénita, la parálisis cerebral o la fibrosis quística; enfermedades autoinmunes, como el Lupus, la artritis reumatoide o la esclerodermia; enfermedades del sistema nervioso central, como la enfermedad de Parkinson, la epilepsia y el Alzheimer; enfermedades de órganos, como la insuficiencia renal crónica, la cirrosis hepática o la enfermedad pulmonar obstructiva crónica; enfermedades mentales, como la esquizofrenia, la depresión o el trastorno bipolar; enfermedades cardiovasculares, como la hipertensión arterial, la arteriosclerosis y el infarto de miocardio; enfermedades infecciosas, como la hepatitis, la tuberculosis y el SIDA; y enfermedades oculares, como la glaucoma, la catarata o la degeneración macular.
Todas estas enfermedades pueden provocar discapacidades físicas, sensoriales o psíquicas, que requieren un tratamiento médico adecuado para reducir al mínimo los efectos negativos en la calidad de vida de los afectados.
¿Qué ventajas tiene una discapacidad del 33?
Una discapacidad del 33% implica que la persona tiene una minusvalía física, psíquica o sensorial que impide su desarrollo y es una discapacidad reconocida por la ley. Esto conlleva una serie de beneficios y ventajas para la persona que los posee.
En primer lugar, los discapacitados del 33% tienen derecho a recibir una pensión de incapacidad permanente de la Seguridad Social. Esta pensión se otorga según la edad y el grado de discapacidad y se incrementará si la persona tiene alguna situación especial. Además, se pueden recibir ayudas por la discapacidad para financiar los gastos que se ocasionan por la minusvalía.
Otra de las ventajas de tener una discapacidad del 33% son las exenciones fiscales. Estas exenciones se aplican sobre el Impuesto de Sociedades, el Impuesto de Patrimonio, el Impuesto de Sucesiones y Donaciones y el Impuesto sobre el Valor Añadido. Estos beneficios fiscales facilitan la vida de quienes tienen una discapacidad.
Además, los discapacitados del 33% tienen acceso prioritario a la sanidad pública. Esto significa que tendrán derecho a tratamientos médicos, terapias y prótesis especializadas sin tener que esperar demasiado tiempo. También tienen derecho a una atención especializada para mejorar su calidad de vida.
Por último, los discapacitados del 33% tienen la posibilidad de trabajar sin tener que solicitar un permiso especial. Esto significa que la persona puede desarrollar una carrera profesional como cualquier otra persona. Esta es una gran ventaja para la persona con discapacidad, ya que le permite tener una vida laboral y económica normal.
En conclusión, los discapacitados del 33% tienen una serie de beneficios y ventajas que les permiten desarrollar una vida plena y satisfactoria. Estos beneficios les ofrecen ayudas y exenciones fiscales, acceso prioritario a la sanidad pública y la posibilidad de trabajar como cualquier otra persona.
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