¿Qué se considera discapacidad en las oposiciones?
En el marco de las oposiciones, se considera discapacidad a toda limitación física, mental o sensorial que afecte significativamente a las capacidades de una persona para desempeñar determinados trabajos o funciones. Esta definición se aplica tanto a las oposiciones de acceso al empleo público como a las pruebas para conseguir determinadas titulaciones o habilitaciones.
Para que se considere que una persona tiene una discapacidad y pueda solicitar las adaptaciones necesarias para realizar las pruebas, es preciso que cuente con el correspondiente certificado de discapacidad, emitido por el organismo competente en cada caso. Este certificado debe indicar el porcentaje de discapacidad de la persona y las limitaciones que ésta presenta.
En general, en las oposiciones se suelen contemplar alguna de las siguientes adaptaciones para las personas con discapacidad: tiempo adicional para realizar las pruebas, posibilidad de realizarlas en condiciones especiales o en un espacio adaptado, acceso a recursos tecnológicos o materiales específicos, entre otros. Todo ello con el objetivo de garantizar que la valoración de las capacidades del aspirante sea justa y equitativa.
Es importante tener en cuenta que, aunque se trate de una oposición o de una prueba selectiva, la entidad convocante tiene la obligación de atender de forma individualizada las necesidades de las personas con discapacidad y de garantizar la igualdad de oportunidades.
¿Qué grado de discapacidad para oposiciones?
En España, las personas con discapacidad pueden presentarse a oposiciones, siempre y cuando cumplan ciertos requisitos. Uno de los más importantes es contar con un grado reconocido de discapacidad.
El grado de discapacidad necesario para oposiciones dependerá del tipo de convocatoria y del puesto al que se opta. Es decir, cada proceso selectivo puede establecer unos requisitos concretos. Por eso, es fundamental informarse detalladamente sobre cada una de las ofertas a las que se quiera acceder.
En términos generales, se puede decir que las personas con discapacidad igual o superior al 33% están en condiciones de presentarse a una oposición. De hecho, este porcentaje es el establecido por la ley para la reserva de plazas en el ámbito público. Es decir, se reservará un mínimo del 2% de las plazas a personas con discapacidad igual o superior al 33%.
En algunos casos, el porcentaje de reserva puede ser superior. Por ejemplo, en algunas comunidades autónomas se reserva el 5% de las plazas para este colectivo. Además, algunos tipos de discapacidad pueden contar con una reserva adicional del 1%. Es el caso de la discapacidad física, sensorial o intelectual.
En definitiva, para saber qué grado de discapacidad es necesario para presentarse a una oposición es importante consultar las bases específicas de cada convocatoria. En general, se exige contar con un grado de discapacidad igual o superior al 33%. A partir de aquí, se pueden establecer reservas de plazas mayores o menores, según la administración convocante y el tipo de discapacidad que se tenga.
¿Que se califica como discapacidad?
La discapacidad es un término que se usa para referirse a cualquier impedimento físico o mental que limite o impida la capacidad de una persona para llevar a cabo actividades cotidianas de manera autónoma y eficaz. La discapacidad se clasifica en diferentes tipos, como la discapacidad física, la discapacidad intelectual y la discapacidad sensorial.
Una persona con discapacidad física tiene dificultades para amoblar su cuerpo y realizar actividades cotidianas debido a una minusvalía en su sistema motor. La discapacidad intelectual se refiere a una limitación en la capacidad de aprendizaje y razonamiento, lo que dificulta la realización de tareas cotidianas de manera autónoma. Por otro lado, la discapacidad sensorial se refiere a una disminución o ausencia de capacidad sensorial, como la discapacidad visual o auditiva.
La discapacidad puede ser adquirida o congénita. Una discapacidad adquirida puede ser causada por una enfermedad, un accidente o una lesión. En cambio, una discapacidad congénita se da cuando una persona nace con un impedimento físico o mental. En ambos casos, la discapacidad puede ser temporal o permanente.
Para calificar como discapacidad, el impedimento físico o mental debe limitar en gran medida la capacidad de una persona para llevar a cabo actividades cotidianas. La discapacidad se califica en diferentes grados, siendo el grado de discapacidad el que determina el tipo y la cantidad de apoyo y asistencia que recibe una persona.
Es importante mencionar que la discapacidad no define a una persona ni limita sus capacidades. Las personas con discapacidad tienen talentos y habilidades únicas y pueden llevar a cabo tareas cotidianas y lograr sus objetivos con éxito con el apoyo y la adaptabilidad adecuados.
¿Qué es una discapacidad del 33%?
Una discapacidad del 33% es una condición física, mental o sensorial que limita la capacidad de una persona para realizar actividades cotidianas. En España, cuando una persona es evaluada médicamente y se determina que su discapacidad es del 33% o más, puede solicitar una serie de beneficios y ayudas.
Esta discapacidad puede ser causada por diversas razones, como enfermedades, accidentes o congénitas. Algunos ejemplos comunes de discapacidades incluyen la discapacidad visual, auditiva, física o intelectual.
Dichas discapacidades pueden afectar el día a día de quienes las padecen, limitando su capacidad para trabajar, estudiar y socializar. Por ello, el gobierno español ofrece una serie de beneficios y ayudas a aquellas personas con discapacidad del 33% o más.
Entre estas ayudas se encuentran descuentos en transporte y servicios públicos, exenciones fiscales, acceso a programas de formación y empleo específicos y ayudas económicas. Todo ello con el objetivo de mejorar la calidad de vida de quienes conviven con discapacidades y reducir las barreras que impiden su plena inclusión en la sociedad.
¿Cuántas plazas se reservan para discapacitados en las oposiciones?
Una de las cuestiones más importantes a la hora de realizar una convocatoria de oposiciones es la reserva de plazas para personas con discapacidad.
Esta reserva de plazas es una medida que pretende asegurar la inclusión de estas personas en igualdad de condiciones en los procesos selectivos, y se rige por la Ley de Integración Social y Laboral de Personas con Discapacidad (LISMI).
La cantidad de plazas que se reservan en cada convocatoria depende del número total de plazas convocadas, y se establece un porcentaje mínimo del 5% para personas con discapacidad.
Es importante tener en cuenta que para poder optar a estas plazas, es necesario que la discapacidad permita el desempeño de las funciones del puesto de trabajo y que se acredite mediante un certificado de discapacidad emitido por el órgano competente.
Además, existen también medidas específicas de adaptación de las pruebas selectivas para personas con discapacidad, como la ampliación del tiempo de realización de los ejercicios o la adaptación del material a formatos accesibles.
En definitiva, la reserva de plazas para personas con discapacidad en las oposiciones es un paso fundamental para garantizar la igualdad de oportunidades en el acceso a puestos de trabajo públicos, y una muestra del compromiso social por la inclusión y la integración de colectivos en situación de vulnerabilidad.
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