¿Cómo se aplica un ERTE?
Un ERTE es una herramienta que permite a las empresas ajustar su plantilla y reducir sus costes laborales cuando se encuentran en situaciones excepcionales, como crisis económicas, causas de fuerza mayor o reestructuraciones. Aplicar un ERTE implica seguir un proceso legal y establecido que debe ser cumplido tanto por los empleadores como por los trabajadores.
En primer lugar, la empresa debe comunicar la solicitud de ERTE a las autoridades competentes, como el Servicio Público de Empleo Estatal o el organismo autonómico correspondiente. Esta comunicación debe incluir la justificación de las causas de fuerza mayor o las circunstancias excepcionales que han llevado a la empresa a solicitar el ERTE.
A continuación, la empresa debe negociar y llegar a un acuerdo con los representantes de los trabajadores, ya sea mediante un comité de empresa o mediante un pacto con los sindicatos. En este acuerdo se establecerán las condiciones y duración del ERTE, así como las medidas específicas que se aplicarán a los trabajadores afectados, como la suspensión temporal de los contratos o la reducción de jornada.
Una vez alcanzado el acuerdo, la empresa debe presentar la solicitud de ERTE al Servicio Público de Empleo Estatal o al organismo autonómico correspondiente. Esta solicitud debe incluir la documentación necesaria, como el acuerdo alcanzado con los representantes de los trabajadores y la relación de los trabajadores afectados por el ERTE.
Finalmente, una vez que la solicitud de ERTE ha sido presentada y aprobada, la empresa debe comunicar a los trabajadores afectados la aplicación del ERTE y las condiciones que les serán aplicadas durante su vigencia. Esta comunicación debe realizarse por escrito y en un plazo determinado por la normativa vigente.
En resumen, aplicar un ERTE requiere de un proceso legal y establecido que implica la comunicación y solicitud a las autoridades competentes, la negociación y acuerdo con los representantes de los trabajadores, la presentación de la solicitud y la comunicación a los trabajadores afectados. Es importante tener en cuenta que un ERTE es una medida temporal y que los trabajadores tienen derechos y garantías legales durante su aplicación.
¿Qué es el ERTE y cómo se cobra?
El ERTE o Expediente de Regulación Temporal de Empleo es un mecanismo legal que permite a las empresas suspender o reducir temporalmente los contratos de trabajo de sus empleados debido a circunstancias extraordinarias, como una crisis económica o una situación de fuerza mayor, como la pandemia del COVID-19. Durante el ERTE, los trabajadores afectados por esta medida de regulación podrán acceder a una serie de prestaciones por desempleo específicas.
Para cobrar el ERTE, los trabajadores deben cumplir con una serie de requisitos. En primer lugar, deben estar dados de alta en la Seguridad Social y haber cotizado al menos 360 días en los últimos 6 años. Además, es necesario estar en situación legal de desempleo, es decir, haber perdido el empleo debido al ERTE.
En cuanto a la forma de cobro, se puede recibir el ERTE a través de una prestación por desempleo o de una prestación extraordinaria. En el caso de la prestación por desempleo, se calcula en función de la base reguladora del trabajador, es decir, el promedio de las bases por las que ha cotizado en los últimos 180 días trabajados. Esta prestación se cobrará mensualmente y no podrá superar el 70% de la base reguladora.
Por otro lado, la prestación extraordinaria se concede a aquellos trabajadores que no cumplen los requisitos suficientes para recibir la prestación por desempleo. En este caso, la cuantía a cobrar será de un 70% de la base reguladora, pero solo durante los seis primeros meses de ERTE. Posteriormente, la cuantía se reducirá a un 50% de la base reguladora.
Es importante destacar que el cobro del ERTE es gestionado por el Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE), que se encarga de calcular y abonar estas prestaciones a los trabajadores afectados. Además, el cobro del ERTE es compatible con otros ingresos, como la realización de trabajos por cuenta propia o ajena, siempre y cuando no se supere el 100% del último salario percibido.
¿Cómo funciona un ERTE para la empresa?
Un ERTE, que significa Expediente de Regulación Temporal de Empleo, es una medida que permite a las empresas suspender temporalmente los contratos de trabajo o reducir la jornada laboral de sus empleados debido a circunstancias que afectan a su actividad económica.
Para la empresa, este procedimiento implica comunicar a los representantes de los trabajadores o, en su defecto, a los propios trabajadores, la intención de llevar a cabo un ERTE. Es importante destacar que un ERTE debe estar debidamente fundamentado en situaciones de fuerza mayor, como por ejemplo, la crisis actual del COVID-19.
Una vez comunicada la intención de realizar un ERTE, la empresa debe iniciar un proceso de consulta con los representantes de los trabajadores para llegar a un acuerdo sobre las condiciones establecidas en el ERTE. Durante este proceso, la empresa debe explicar claramente las razones que justifican el ERTE y presentar la documentación necesaria.
Una vez alcanzado un acuerdo o, en caso de no ser posible, transcurrido un período de consultas de un máximo de 7 días sin acuerdo, la empresa debe solicitar la autorización del ERTE a la autoridad laboral competente. Esta solicitud debe incluir la documentación requerida y es importante tener en cuenta que la autoridad laboral puede solicitar información adicional antes de aprobar el ERTE.
Una vez obtenida la autorización, la empresa puede poner en marcha el ERTE y proceder a suspender los contratos de trabajo o reducir la jornada laboral de los empleados. Durante el periodo de duración del ERTE, los trabajadores afectados pueden solicitar prestaciones por desempleo, que serán gestionadas por el Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE).
Es importante señalar que, durante la vigencia del ERTE, la empresa está obligada a comunicar cualquier cambio en la situación que justificó su implementación. Además, la empresa debe cumplir con ciertas obligaciones establecidas en la normativa laboral, como mantener informados a los trabajadores y los representantes de los mismos sobre la evolución del ERTE y garantizar el reintegro de los trabajadores una vez finalizado el mismo.
En resumen, un ERTE para la empresa implica comunicar la intención de implementarlo, negociar y alcanzar un acuerdo con los representantes de los trabajadores, solicitar autorización a la autoridad laboral competente, implementar el ERTE y cumplir con las obligaciones establecidas durante su vigencia.
¿Cuánto tiempo se puede estar en un ERTE?
Un Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) es una medida adoptada por las empresas para hacer frente a situaciones de crisis, como la actual pandemia del COVID-19. Esta herramienta permite suspender o reducir temporalmente los contratos de trabajo, permitiendo a las empresas mantener su actividad y a los trabajadores conservar su empleo.
En cuanto a la duración de un ERTE, depende de la situación y de las necesidades de la empresa. En condiciones normales, un ERTE puede tener una duración máxima de 6 meses. Sin embargo, debido a la pandemia, se ha establecido un régimen especial que permite que los ERTEs vinculados al COVID-19 se prorroguen automáticamente hasta el 30 de septiembre de 2021.
Es importante destacar que, en algunos casos, la duración de un ERTE puede superar los 6 meses. Por ejemplo, si una empresa se encuentra en una situación de fuerza mayor, como un incendio o un desastre natural, el ERTE puede prolongarse hasta que se solucionen los problemas que impiden la actividad normal.
Además, existen ciertos sectores especialmente afectados por la crisis, como el turismo y la hostelería, que pueden beneficiarse de una prórroga adicional en la duración de los ERTEs. En estos casos, se permite extenderlos hasta el 31 de diciembre de 2021.
En resumen, la duración de un ERTE puede variar en función de las circunstancias particulares de cada empresa y de la situación económica y laboral del país. En general, los ERTEs tienen una duración máxima de 6 meses, aunque debido a la pandemia existen prórrogas que permiten prolongarlos hasta el 30 de septiembre o el 31 de diciembre de 2021.
¿Cómo se realiza un ERTE?
Un ERTE (Expediente de Regulación Temporal de Empleo) es un procedimiento legal que las empresas pueden utilizar para suspender o reducir temporalmente la jornada de trabajo de sus empleados, debido a situaciones de fuerza mayor o causas económicas, técnicas, organizativas o de producción.
En primer lugar, la empresa debe comunicar a los representantes legales de los trabajadores o, en su defecto, a los propios trabajadores, la intención de iniciar un ERTE. Para esto, se debe presentar una solicitud en la que se indican las causas del ERTE, el número de trabajadores afectados y la duración estimada.
Posteriormente, la empresa debe presentar la solicitud ante la autoridad laboral competente. En España, esta autoridad es normalmente la Dirección General de Trabajo o el Servicio Público de Empleo Estatal, dependiendo del tipo de ERTE. Es importante presentar toda la documentación necesaria, como el informe de los representantes legales de los trabajadores, los datos de los empleados afectados, las justificaciones económicas o técnicas, entre otros.
A continuación, la autoridad laboral evaluará la solicitud y decidirá si aprueba o deniega el ERTE. En caso de aprobarlo, emitirá la resolución correspondiente que establece las condiciones y duración del ERTE. Esta resolución debe ser comunicada a los representantes legales de los trabajadores y a los propios trabajadores afectados.
Una vez aprobado el ERTE, la empresa deberá comunicar individualmente a cada trabajador su inclusión en el mismo. Esta comunicación debe ser clara y precisa, indicando la duración del ERTE, las prestaciones a las que los trabajadores pueden acceder durante el periodo y cualquier otra información relevante.
Finalmente, durante el periodo de aplicación del ERTE, la empresa debe cumplir con las obligaciones establecidas en la resolución aprobada por la autoridad laboral. Esto implica realizar los pagos correspondientes a los trabajadores, gestionar las prestaciones a las que estos tienen derecho y cumplir con cualquier otra medida específica establecida en la resolución.
En resumen, para realizar un ERTE, la empresa debe comunicar su intención, presentar la solicitud ante la autoridad laboral, esperar la resolución, comunicar individualmente a los trabajadores su inclusión en el ERTE y cumplir con las obligaciones establecidas durante su aplicación.
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