¿Cuando te conceden la incapacidad permanente absoluta?
La incapacidad permanente absoluta (IPA) se concede a aquellas personas que, como consecuencia de una enfermedad o lesión, se han visto reducidas a un estado de imposibilidad absoluta para trabajar y no tienen ningún tipo de recuperación. Esta incapacidad se concede para que el afectado pueda tener una pensión mensual que le permita vivir dignamente.
Para obtener la incapacidad permanente absoluta es necesario realizar una solicitud al Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS) y aportar la documentación requerida para su evaluación. Esta documentación incluye informe médico, informe sobre la actividad laboral previa, etc.
Una vez presentada la solicitud, el INSS realiza una valoración de la incapacidad y, en caso de que se conceda, se establece un porcentaje de invalidez. Este porcentaje determinará el importe de la pensión mensual que el afectado recibirá. Además, el INSS realizará una revisión periódica para comprobar si el estado de salud del afectado ha cambiado o no.
En el caso de que se denieguen los beneficios de la incapacidad permanente absoluta, el afectado tendrá derecho a presentar un recurso de reposición. Si no se obtiene el resultado esperado, el afectado también tendrá derecho a presentar un recurso contencioso-administrativo.
En definitiva, la incapacidad permanente absoluta es una prestación que se concede a aquellas personas que han sufrido una discapacidad de carácter permanente y que no tienen posibilidad de recuperación. Esta prestación ofrece una pensión mensual para que el afectado pueda vivir dignamente y tenga una mejor calidad de vida.
¿Cuándo se considera invalidez absoluta?
La invalidez absoluta o incapacidad total se entiende como una situación en la que una persona no puede desarrollar ninguna actividad lúdica o laboral. Esta situación se considera en el ámbito de la seguridad social y se encuentra regulada en el Real Decreto Legislativo 8/2015, de 30 de octubre. Según este Real Decreto, la invalidez absoluta se produce cuando una persona carece de la capacidad para realizar toda actividad laboral por cuenta ajena o propia. En estos casos el afectado no sólo no puede trabajar, sino que tampoco puede realizar ninguna actividad lúdica, es decir, no puede participar en ningún ocio o distracción. Un requisito para que se considere invalidez absoluta es que el grado de incapacidad sea superior al 65%. Esto significa que la persona debe tener afectadas al menos dos de sus capacidades físicas o psíquicas. La legislación española establece que para lograr un grado de incapacidad del 65%, es necesario que la discapacidad afecte a la movilidad, la cognición, la memoria, la percepción, la inteligencia, la comunicación o la personalidad. En definitiva, para que se considere invalidez absoluta de acuerdo a la legislación española, el grado de discapacidad debe ser superior al 65%, afectando a al menos dos de sus capacidades físicas o psíquicas.
¿Qué ventajas tiene una persona con incapacidad permanente absoluta?
Los beneficios para las personas con incapacidad permanente absoluta son una forma de compensar la discapacidad que sufren. Estas ventajas varían de un país a otro, dependiendo de su legislación. Estas ventajas pueden diferenciarse en dos grandes grupos: económicas y sociales.
Uno de los principales beneficios económicos es la prestación económica que se percibe. Esta prestación está pensada para cubrir los gastos especiales que conlleva tener una discapacidad, como el mantenimiento de una silla de ruedas o la compra de medicamentos. Además, esta prestación suele ser de carácter vitalicio.
Otra de las ventajas económicas es la exención fiscal. Esto quiere decir que las personas con discapacidad pueden estar exentas de pagar algunos impuestos o de tener que presentar su declaración de la renta. Esta exención fiscal también varía en función del país.
En cuanto a las ventajas sociales, una de las principales es la ayuda asistencial. Esta ayuda se refiere a la asistencia en el día a día que reciben las personas con discapacidad para facilitarles su vida cotidiana. Esta ayuda puede ser prestada por profesionales, como fisioterapeutas, terapeutas ocupacionales, enfermeros, etc.
Otra de las ventajas sociales es la facilidad de acceso a servicios. Esto quiere decir que las personas con discapacidad tienen una mayor facilidad para acceder a determinados servicios, como el transporte público o el acceso a centros educativos. Esto permite a las personas con discapacidad una mayor participación en la vida social.
En conclusión, las personas con incapacidad permanente absoluta tienen una serie de ventajas económicas y sociales que les permiten llevar una vida más normalizada. Estas ventajas varían en función del país, pero son una forma de compensar la discapacidad que sufren.
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