¿Qué pasa si un trabajador no quiere volver del ERTE?

¿Qué pasa si un trabajador no quiere volver del ERTE?

Los ERTE son una medida temporal de suspensión o reducción de jornada de trabajo que se pueden aplicar en empresas ante una situación de crisis como la que estamos viviendo actualmente debido al COVID-19. Los trabajadores afectados por un ERTE tienen derecho a recibir un subsidio por desempleo del 70% de su salario base.

¿Qué sucede si un trabajador no quiere volver a la empresa cuando se levante el ERTE? En principio, el trabajador tiene derecho a rechazar la oferta de reincorporación porque el ERTE es una medida voluntaria por parte de la empresa y no obliga al trabajador a aceptarla. No obstante, si el trabajador rechaza la oferta de reincorporación deberá devolver el subsidio recibido durante el ERTE.

En cualquier caso, es importante que el trabajador valore bien su situación antes de tomar una decisión porque, en algunos casos, puede ser mejor aceptar la oferta de reincorporación y, si no está conforme con las condiciones, buscar un nuevo empleo una vez que el ERTE haya finalizado.

ERTE, subsidio, reincorporación

¿Qué pasa si un trabajador no se quiere incorporar del ERTE?

Desde que se aprobó el Real Decreto-ley 8/2020, que regula el procedimiento extraordinario de regulación de empleo (ERTE) para hacer frente al covid-19, muchas han sido las dudas que han surgido sobre cómo se aplica y cuáles son sus consecuencias. En este artículo analizamos una de ellas: ¿qué pasa si un trabajador no quiere incorporarse del ERTE?

La incorporación obligatoria del trabajador al ERTE es una de las principales novedades introducidas por el Real Decreto-ley 8/2020. Hasta ahora, la interrupción voluntaria del contrato de trabajo era un derecho del trabajador, pero con la nueva normativa esta posibilidad queda restringida. En concreto, el artículo 12 del Real Decreto-ley 8/2020 establece que el trabajador sólo podrá interrumpir el contrato de trabajo si lo justifica con una causa objetiva debidamente acreditada. Entre estas causas objetivas se encuentran las que se relacionan con el cuidado de hijos menores de 12 años o mayores dependientes, así como las que se derivan de la conciliación de la vida laboral y familiar.

En cualquier caso, el trabajador que no quiera incorporarse del ERTE deberá solicitarlo por escrito a la empresa con un mínimo de 15 días de antelación a la fecha en que se produzca la incorporación. La solicitud deberá ir acompañada de la documentación acreditativa de la causa objetiva invocada por el trabajador.

La empresa deberá resolver la solicitud del trabajador en el plazo de 10 días hábiles a partir de la fecha de su recepción. Si la empresa no resuelve la solicitud en el plazo previsto, se entenderá que desestima la misma. En este caso, el trabajador estará obligado a incorporarse al ERTE en la fecha prevista para la reanudación de la actividad de la empresa.

Si la empresa resuelve favorablemente la solicitud del trabajador, éste podrá incorporarse a su puesto de trabajo en la fecha que se determine en la resolución. No obstante, si la solicitud del trabajador es desestimada, éste deberá incorporarse al ERTE en la fecha prevista para la reanudación de la actividad de la empresa, salvo que acredite una causa objetiva que le imposibilite hacerlo.

¿Cuando me pueden despedir después de un ERTE?

Los despidos improcedentes llevan pasando en España desde hace muchos años, y con la crisis económica que se ha vivido, se han disparado. En nuestro país, el despido improcedente es aquel que se realiza sin causa justificada, es decir, sin que el trabajador haya cometido falta alguna que pueda ser motivo de despido. Desde que se declaró el estado de alarma en España, el 15 de marzo de 2020, muchos trabajadores se han visto obligados a acogerse a un Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE), lo que significa que han dejado de trabajar, pero siguen manteniendo su vinculación laboral con la empresa. El Real Decreto-ley 8/2020 establece que, en caso de despido improcedente, el trabajador podrá optar por la readmisión en su puesto de trabajo o por la indemnización correspondiente al despido. Sin embargo, existen algunas excepciones en las que el despido podrá ser considerado procedente, aunque el trabajador no haya cometido falta alguna, como es el caso de los ERTE. Los ERTE se han convertido en una herramienta muy utilizada por las empresas para hacer frente a la crisis económica derivada de la pandemia de coronavirus, ya que les permite reducir la jornada o el salario de sus trabajadores de forma temporal, sin tener que proceder a ningún despido. No obstante, muchas empresas han abusado de esta medida y han aprovechado para despedir a trabajadores que no querían o no podían acogerse a un ERTE. Aunque el despido de un trabajador en ERTE es considerado improcedente, existe una excepción que lo hace posible: si el despido se produce por causas económicas, técnicas, organizativas o de producción (ETOP), el despido podrá ser considerado procedente. No obstante, para que el despido pueda ser considerado ETOP, la empresa debe acreditar que dichas causas existen y que no hay otra solución posible. En cualquier caso, si un trabajador considera que ha sido despedido improcedentemente, tiene derecho a reclamar ante la jurisdicción social. Si el despido es declarado improcedente, el trabajador podrá optar por la readmisión en su puesto de trabajo o por la indemnización correspondiente al despido.

¿Cómo afecta el ERTE en el paro?

Con la llegada del COVID-19, muchas empresas han tenido que adoptar medidas drásticas para hacer frente a la crisis económica. Una de estas medidas es el ERTE (Expediente de Regulación de Empleo Temporal), que consiste en una suspensión temporal del contrato de trabajo. Esto afecta directamente al paro, ya que muchas personas se ven obligadas a dejar de trabajar temporalmente.

El paro es una situación en la que una persona deja de tener un trabajo remunerado. Se trata de una situación económica muy difícil, ya que implica una gran pérdida de ingresos. En muchos casos, el paro también conlleva una pérdida de prestaciones sociales, como el subsidio por desempleo.

El ERTE afecta al paro de dos maneras. En primer lugar, hay personas que se ven obligadas a dejar de trabajar debido a la suspensión de su contrato. Esto significa que, temporalmente, dejan de tener ingresos y, por lo tanto, se convierten en desempleados. En segundo lugar, el ERTE también afecta a aquellas personas que no han sido directamente afectadas por la suspensión de su contrato, pero que se ven obligadas a dejar de trabajar debido a la cierre de la empresa en la que trabajaban.

En ambos casos, el ERTE afecta al paro de manera directa e indirecta. En el primer caso, la persona deja de tener ingresos y se convierte en desempleada. En el segundo caso, la persona no tiene ingresos y, además, pierde el subsidio por desempleo. En ambos casos, el ERTE afecta al paro de manera negativa.

¿Qué pasa si no te presentas a tu puesto de trabajo?

Ausentarse de tu puesto de trabajo sin avisar puede tener consecuencias graves. Es importante que sepas cuáles son las reglas de tu empresa en cuanto a las ausencias, para evitar problemas.

En algunos lugares de trabajo, la política de ausencias es muy estricta y si no te presentas a tu puesto de trabajo sin aviso previo, puedes ser despedido. En otros lugares, la ausencia sin aviso puede resultar en una suspensión o en una reducción de salario.

En cualquier caso, es importante que avises a tu empresa si vas a estar ausente. Si tienes una emergencia, asegúrate de dejar un mensaje de voz o un correo electrónico con la razón de tu ausencia.

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