¿Qué tipo de invalidez existen?
Una discapacidad o invalidez es una situación en el que una persona presenta dificultades para realizar determinadas actividades, que la impiden desenvolverse con normalidad. Esta condición puede ser permanente, temporal o transitoria, y la persona afectada recibe una indemnización por su discapacidad. Existen varios tipos de discapacidad reconocidos por la ley, que se clasifican según su origen.
Las discapacidades físicas son aquellas que afectan al cuerpo, como parálisis, amputaciones o discapacidades motrices. También están las discapacidades auditivas, como la sordera total o parcial. Las discapacidades visuales comprenden diversos grados de ceguera.
Por otro lado, las discapacidades intelectuales son aquellas que afectan al desarrollo mental, la memoria o el lenguaje. Existen discapacidades mentales, que pueden ser leves o graves. También se reconocen discapacidades sensoriales, como la deficiencia auditiva y visual, la falta de tacto o la disminución del olfato y el gusto.
Finalmente, se reconocen las discapacidades psíquicas, que afectan al estado de ánimo, la conducta, el comportamiento y las relaciones sociales. Estas discapacidades se pueden presentar en forma de trastornos mentales, trastornos del lenguaje o trastornos emocionales.
En conclusión, existen una gran variedad de discapacidades, que pueden ser físicas, intelectuales, sensoriales o psíquicas. Estas discapacidades afectan la vida diaria de las personas y requieren atención y apoyo especializado para afrontarlas.
¿Qué enfermedades son de invalidez?
Las enfermedades de invalidez son aquellas que limitan la capacidad de una persona para realizar su trabajo o para realizar sus actividades diarias. Estas enfermedades son de origen orgánico, genético o adquiridas. Pueden ser leves o muy graves, dependiendo de la gravedad de la enfermedad. Algunas de estas enfermedades son enfermedades cardiovasculares, enfermedades respiratorias crónicas, enfermedades musculoesqueléticas, enfermedades neurológicas, enfermedades mentales, enfermedades renales crónicas, diabetes y enfermedades autoinmunes.
Todas estas enfermedades pueden causar discapacidad y déficits que limiten la capacidad de una persona para realizar sus actividades diarias. Estas enfermedades pueden ser debidas a una lesión, una enfermedad congénita o una enfermedad adquirida. Además, las enfermedades de invalidez pueden tener una variedad de síntomas, como fatiga, dificultad para respirar, dolor en los músculos y articulaciones, dificultad para caminar, rigidez muscular, perdida de movimiento, etc.
Las enfermedades de invalidez también pueden afectar el estado de ánimo de una persona. Algunas personas pueden sentirse deprimidas, ansiosas o estresadas. Estas enfermedades también pueden afectar la capacidad de una persona para relacionarse con otras personas y para desempeñar su trabajo. Por ello, es importante que una persona con una enfermedad de invalidez reciba un tratamiento adecuado para controlar los síntomas y mejorar su calidad de vida.
¿Cuándo se considera invalidez permanente?
La invalidez permanente es aquella que impide a una persona realizar sus actividades laborales y/o cotidianas con la misma capacidad que antes del accidente o enfermedad. Esta condición se considera cuando el grado de deterioro físico o mental es irreversible y suficientemente grave para limitar la capacidad de trabajo de la persona. El grado de invalidez se determina según la ley vigente en cada país y se evalúa mediante informes médicos.
En algunos casos, se considera invalidez permanente cuando el grado de discapacidad es superior al 65%. Esto quiere decir que la persona no tiene la capacidad para realizar sus actividades laborales de forma adecuada. Por esta razón, se le reconoce una pensión vitalicia para que pueda cubrir sus gastos básicos.
En otros casos, se considera invalidez permanente cuando la persona presenta un grado de discapacidad entre el 33 y el 65%. En estos casos, se le ofrece una asignación económica para que pueda cubrir sus gastos básicos y el costo de su tratamiento médico.
Por otro lado, hay casos en los que se considera invalidez permanente aunque el grado de discapacidad sea bajo. Esto sucede cuando existen limitaciones físicas o mentales que impiden al afectado realizar sus actividades laborales y/o cotidianas con la misma capacidad que antes del accidente o enfermedad.
En definitiva, se considera invalidez permanente cuando el grado de deterioro físico o mental es irreversible y suficientemente grave para limitar la capacidad de trabajo de la persona. Este grado de invalidez es determinado según la ley vigente y evaluado mediante informes médicos.
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