¿Cómo afecta un ERE a los mayores de 55 años?

¿Cómo afecta un ERE a los mayores de 55 años?

Los mayores de 55 años son un grupo vulnerable ante el despido improcedente, ya que les resulta más difícil reincorporarse al mercado laboral. En el caso de que sean despedidos por motivos objetivos, reciben una indemnización de 20 días por año trabajado, con un máximo de 12 mensualidades.

En el supuesto de despido improcedente, la indemnización asciende a 33 días por año trabajado, con un máximo de 24 mensualidades. Asimismo, el trabajador tiene derecho a cobrar una indemnización adicional de 12 mensualidades, si la edad media de la plantilla es superior a los 40 años.

No obstante, en el caso de que el despido sea declarado nulo, el trabajador tendrá derecho a la readmisión inmediata en el puesto de trabajo, así como a percibir la totalidad de los salarios de tramitación.

Por último, cabe destacar que el despido improcedente de los mayores de 55 años conlleva una indemnización de 45 días por año trabajado, con un máximo de 36 mensualidades.

¿Cómo influye un ERE para la jubilación?

La jubilación es un derecho adquirido por los trabajadores a partir de los 65 años de edad, de acuerdo con la Ley de Seguridad Social. No obstante, en algunos casos, los trabajadores pueden solicitar la jubilación anticipada, es decir, con menos de 65 años.

La jubilación anticipada conlleva una serie de consecuencias en cuanto a la pensión que se percibe. En primer lugar, el importe de la pensión será menor puesto que se habrá cotizado menos años. En segundo lugar, la pensión se reducirá un 5% por cada año que se solicite la jubilación anticipada, hasta un máximo del 40%.

Por tanto, un ERE puede influir negativamente en la jubilación de un trabajador, ya que podría verse obligado a solicitarla anticipadamente. No obstante, cabe destacar que, en algunos casos, el ERE puede ser una opción voluntaria para los trabajadores, lo que les permitiría acceder a una jubilación anticipada con una pensión más elevada.

¿Qué pasa cuando te hacen un ERE?

Un ERE es un Expediente de Regulación de Empleo. Se trata de un expediente que se abre cuando una empresa quiere reducir su plantilla de empleados de forma temporal o definitiva. Los EREs pueden ser voluntarios o involuntarios. En el primer caso, se hace por acuerdo entre la empresa y los trabajadores, y en el segundo, por decisión unilateral de la empresa.

En cualquier caso, un ERE es una medida muy grave, que no se toma a la ligera. Se trata de un expediente muy complejo, que tiene unas consecuencias muy importantes para los trabajadores afectados.

Los EREs involuntarios son muy difíciles de llevar, tanto para la empresa como para los trabajadores. En primer lugar, la empresa debe notificar el ERE a los trabajadores afectados y a la Administración. Después, se abre un periodo de consultas, en el que se negocia el expediente. Y finalmente, se toma una decisión.

Si la decisión es positiva, la empresa puede proceder a despedir a los trabajadores afectados. En este caso, los trabajadores tienen derecho a una indemnización por despido improcedente, que puede llegar a ser muy elevada.

En cambio, si la decisión es negativa, la empresa no puede despedir a los trabajadores afectados. En este caso, los trabajadores pueden optar por cobrar una indemnización por despido improcedente, o bien por quedarse en la empresa y cobrar una indemnización por despido nulo.

¿Quién paga la Seguridad Social en un ERE?

En España, la Seguridad Social está compuesta por un conjunto de organismos públicos que tienen como función proteger a los ciudadanos en materia de salud, jubilación y desempleo. En el caso de que una empresa decida realizar un Expediente de Regulación de Empleo (ERE), lo que implica despedir a un número significativo de trabajadores, surge la duda de quién pagará la Seguridad Social de estos trabajadores despedidos. A continuación, se detalla quién paga la Seguridad Social en un ERE.

La Seguridad Social en España se financia a través de cuotas que cada trabajador y empresario está obligado a pagar. En el caso de los trabajadores, las cuotas se deducen de su nómina y, en el caso de los empresarios, se abonan directamente. En el caso de los trabajadores por cuenta propia, las cuotas se abonan trimestralmente. Las cuotas que se pagan a la Seguridad Social financian las prestaciones a las que tienen derecho los trabajadores y sus familias en caso de enfermedad, jubilación, maternidad, paternidad, desempleo, etc.

En el caso de un ERE, la empresa que lo solicita debe abonar la Seguridad Social de los trabajadores despedidos hasta el último día de trabajo. A partir de ahí, son los trabajadores los que deben hacer frente a la Seguridad Social. No obstante, en el caso de que el trabajador no tenga ningún ingreso, puede solicitar la prestación por desempleo de la Seguridad Social, que cubre el 60% de su salario durante un máximo de 12 meses.

En resumen, en el caso de un ERE, la empresa que lo solicita debe abonar la Seguridad Social de los trabajadores despedidos hasta el último día de trabajo. A partir de ahí, son los trabajadores los que deben hacer frente a la Seguridad Social. No obstante, en el caso de que el trabajador no tenga ningún ingreso, puede solicitar la prestación por desempleo de la Seguridad Social, que cubre el 60% de su salario durante un máximo de 12 meses.

¿Cómo afecta un ERTE a los mayores de 55 años?

Los ERTE, Expedientes de Regulación de Empleo Temporal, son una herramienta que utilizan las empresas para hacer frente a una situación de crisis económica, ya que permiten a las mismas reducir el número de horas de trabajo o suspender el contrato de trabajo de sus empleados de forma temporal. Esta medida afecta a todos los trabajadores, independientemente de su edad, pero puede ser especialmente difícil para los mayores de 55 años, ya que les resulta más difícil acceder a un nuevo empleo.

Los ERTE pueden suponer una reducción significativa de los ingresos de los trabajadores afectados, lo que puede ser especialmente difícil de afrontar para los mayores de 55 años, que suelen tener más responsabilidades familiares y/o hipotecarias. Además, esta situación puede hacer que los trabajadores afectados tengan que aceptar un empleo a un salario inferior al que percibían antes, lo que puede suponer una reducción significativa de su nivel de vida.

Por otro lado, los mayores de 55 años pueden tener más dificultades para acceder a un nuevo empleo debido a su edad. Aunque la edad no debería ser un impedimento para acceder a un empleo, en la práctica, muchas empresas prefieren contratar a trabajadores más jóvenes, lo que puede suponer una gran desventaja para los mayores de 55 años.

En resumen, los ERTE pueden suponer una gran dificultad para los mayores de 55 años, tanto por la reducción de ingresos que pueden suponer como por las dificultades que pueden tener para acceder a un nuevo empleo. Sin embargo, en muchos casos, los ERTE también pueden suponer una oportunidad para que los trabajadores afectados puedan acceder a un empleo mejor remunerado o más acorde a sus capacidades.

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