¿Que se entiende por despido procedente?
Un despido procedente es un despido que cumple con todos los requisitos legales y que, por lo tanto, no es susceptible de ser anulado por un tribunal. Si un empleado es despedido de forma procedente, no tendrá derecho a ninguna indemnización.
Para que un despido sea procedente, debe haber una causa justificada de despido (por ejemplo, falta de rendimiento o incumplimiento de las obligaciones contractuales) y el empleador debe haber seguido el procedimiento correcto de despido (por ejemplo, haber dado al empleado una advertencia por escrito antes de despedirlo).
Si un tribunal decide que un despido es improcedente, el empleado podrá recibir una indemnización por despido improcedente. La indemnización será calculada en función de la antigüedad del empleado y de su salario, y puede llegar a un máximo de 45 días de salario.
¿Cuándo se considera que un despido es procedente?
Existen diversas causas que pueden derivar en un despido. En España, el despido es una medida extrema que se toma únicamente en casos necesarios. Se considera procedente en los siguientes casos:
- Cuando el trabajador no cumple con su obligación de trabajar. Por ejemplo, si no asiste a su puesto de trabajo, no realiza las tareas encomendadas, no cumple con los horarios establecidos o no guarda los secretos de la empresa.
- Cuando el trabajador no cumple con su obligación de mantener el orden y la disciplina en el trabajo. Por ejemplo, si el trabajador se muestra violento o agresivo con sus compañeros o superiores, hace uso de sustancias prohibidas en el lugar de trabajo o utiliza el material de la empresa para fines particulares.
- Cuando el trabajador no cumple con su obligación de mantener la confidencialidad de la información de la empresa. Por ejemplo, si el trabajador revela información confidencial de la empresa a terceros, utiliza la información de la empresa para beneficio propio o daña la imagen de la empresa.
En cualquier caso, el despido debe ser justificado y el trabajador debe ser notificado por escrito de la decisión de la empresa. Si el trabajador no está de acuerdo con el despido, puede recurrir a la justicia laboral para que se analice si el despido es procedente o no.
¿Qué es un despido procedente e improcedente?
Según el artículo 55 de la Ley de Contrato de Trabajo, el despido es la extinción del vínculo laboral a pedido del empleador o a instancia del trabajador. En este último caso, se denomina renuncia. En cambio, el despido improcedente es aquel que se realiza sin causa justificada.
Existen dos tipos de despido: el despido procedente y el despido improcedente. El primero es el que se realiza por una causa justificada, es decir, cuando el trabajador ha cometido alguna falta grave o ha incumplido las obligaciones establecidas en el contrato de trabajo. En cambio, el despido improcedente es aquel que se realiza sin causa justificada. Es decir, es un despido arbitrario o injustificado.
El despido procedente es aquel que se realiza por una causa justificada. Según el artículo 55 de la Ley de Contrato de Trabajo, las causas justificadas son las siguientes:
- Inasistencia injustificada al trabajo.
- Abandono del puesto de trabajo.
- Faltas graves de respeto hacia el empleador o sus representantes.
- Incumplimiento de las obligaciones establecidas en el contrato de trabajo.
- Desobediencia a las órdenes legítimas del empleador.
- Pérdida de confianza.
- Huelga ilegal.
Por otro lado, el despido improcedente es aquel que se realiza sin causa justificada. Es decir, es un despido arbitrario o injustificado. Según el artículo 55 de la Ley de Contrato de Trabajo, las causas que podrían considerarse como justificadas son las siguientes:
- Discriminación por razón de sexo, raza, religión, opinión política o ideología.
- Embarazo o lactancia.
- Enfermedad o accidente.
- Ejercicio del derecho de huelga.
- Ejercicio del derecho de defensa.
- Ejercicio del derecho de asociación.
- Causas ajenas al trabajador.
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